¿Cuándo y cómo dejar el colecho? Claves para una transición amorosa
Publicado en 10/07/2025 12:23
Ciencia, tecnología e innovación

En muchos hogares colombianos, compartir la cama con los hijos pequeños es una práctica común durante los primeros meses de vida, conocida como colecho. Esta costumbre fortalece el vínculo afectivo y permite una atención más rápida a las necesidades del recién nacido. Sin embargo, llega un momento en el que es necesario fomentar la autonomía del sueño y acompañar a los niños en su transición hacia un descanso independiente.

“Cuando los padres comparten la cama con el bebé se crea un entorno en el que ellos se sienten más seguros y atentos al bienestar de su hijo”, explica Alejandra García, pediatra adscrita a Colsanitas. Esta cercanía del colecho favorece la regulación térmica, permite responder con prontitud al llanto o la alimentación nocturna y refuerza la conexión emocional. No obstante, también implica riesgos, como interferencias en la respiración del bebé, caídas accidentales o sobrecalentamiento, si no se toman medidas de precaución.

Para quienes deciden mantener el colecho durante los primeros meses, la doctora García ofrece algunas recomendaciones para hacerlo de forma segura:

Tips para un colecho seguro:

      El bebé debe dormir siempre boca arriba y sobre una superficie firme.

      Nada de almohadas ni cobijas sueltas que puedan cubrir su cara.

      Evitar el exceso de abrigo: el contacto con el cuerpo de los padres regula su temperatura.

      Supervisar su respiración y posición cada cuatro horas.

      La habitación debe estar bien ventilada y libre de objetos peligrosos.

      Una cuna adosada a la cama puede ser una alternativa más segura.

Pero ¿cuándo es el momento adecuado para que el bebé duerma por su cuenta? La respuesta depende del desarrollo del niño y del contexto familiar. “Debe darse cuando los padres se sientan seguros y cuando el neurodesarrollo del bebé le permita estar más alerta”, señala García.

Además se recomienda que la transición no se extienda más allá del primer año de vida, no solo por el bienestar del bebé, sino también por el equilibrio de la vida en pareja. Para lograrlo, se sugiere hacerlo de forma gradual y de manera positiva, por medio de incorporar la cuna durante el día como lugar de juego, ambientar su habitación con colores y objetos familiares y evitar presiones o castigos si el niño muestra resistencia. “Los niños perciben el miedo de sus padres, y eso se les contagia. Si los papás se sienten tranquilos y seguros, el bebé también lo estará”, concluye García.

La autonomía del sueño es un proceso que requiere tiempo, amor y acompañamiento constante. No se trata de imponer una separación, sino de construir con el niño un nuevo espacio de descanso que también le brinde seguridad y contención emocional. Con paciencia, empatía y coherencia en las rutinas, es posible dar este paso sin romper el vínculo afectivo, sino transformándolo. Dormir solos no significa estar solos y es precisamente esa confianza compartida la que fortalece su desarrollo y bienestar emocional a largo plazo.

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